
Todos hemos presenciado alguna escena en la que un niño llora porque le han quitado un juguete. Los padres se acercan a su hijo y le dicen: “No llores, no pasa nada”, “no te pongas así”, “es una tontería”. Con estas frases estamos transmitiendo al niño de forma indirecta que enfadarse no está bien, que enfadarse es malo y que no debe expresar lo que siente. Esto no es lo más correcto. Alternativamente, una muy buena forma de tranquilizarlo es aceptando y teniendo en cuenta su emoción. Por ejemplo, “estás enfadado” “es normal que te sientas así”. De esta manera el niño se siente entendido y simultáneamente aprende a reconocer sus emociones.
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